Un largo año...
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Rafael Mies
"Las vacaciones estuvieron muy buenas, aunque se me fueron volando". Este es el comentario habitual en aquellos que "hacen patria" trabajando durante febrero. Es también lo que señalan aquellos a los que 2014 se les hizo particularmente largo, "casi eterno", como a muchos también nos ha pasado.
En efecto, 2014 ha sido un año extenso y cansador en muchos sentidos. No sólo será recordado como el año de la retroexcavadora, o al menos de la aplanadora. Además, será el año de los escándalos y la inexistencia alguna de la oposición política.
En este contexto, vale la pena recordar que durante el año 2014 fueron propuestas, tramitadas y aprobadas al menos cuatro reformas estructurales. A muchos nos quedó la sensación de estar frente a un Congreso que en vez de trabajar por el país más bien parecía un equipo en competencia que estuviera corriendo una Maratón digna de un record "Guinness".
Las reformas tributaria, laboral, electoral y educacional, sin mencionar la unión civil de personas del mismo sexo, los proyectos de reforma al sistema de pensiones, el proyecto de ley de aborto, etc.etc, son de verdad una larga y muy agotadora lista.
Ahora bien, la pregunta es cómo se nos viene 2015. Esperemos que mejor, pero hay varias dudas que parecen hacer razonable prepararse con un buen descanso.
Lo primero tiene que ver con la implementación. Todos los que han tenido experiencia con proyectos complejos saben que la primera parte es la más fácil; diseñar y aprobar un proyecto -aunque lleve meses de estudios, borradores y contrapropuestas-, ni se compara con la dificultad de la implementación. ¿Estarán los recursos disponibles? No solo económicos, sino también recursos humanos, tecnológicos, físicos y de infraestructura. Vale la pena recordar los carísimos ecógrafos que se pusieron en muchos consultorios y que hoy siguen ahí porque nadie los sabe/puede operar.
En segundo lugar, ¿existe algún plan B a todos estos proyectos, aprobados al filo de un tiempo autoimpuesto que se agotaba el 31 de diciembre? Cómo dicen en el "cacho", el tradicional juego de dados muy popular en las vacaciones: "Lo dudo". En efecto, si los planes A se aprobaron casi sin tiempo no existe posibilidad humana que se hayan planteado alternativas razonables y estudiadas a los mismos.
Esto nos enfrenta al tercer punto: la puesta en marcha o "marcha blanca". Ya han pasado dos gobiernos desde la aprobación del Transantiago y aún queda la sensación que el sistema está lejos de entrar en régimen y estar a punto.
Ahora bien, hay que concederle la "astucia" al legislador que la implementación de estos proyectos no se hará hasta fines del presente gobierno, con lo que la frase "disculpe las molestias, estamos trabajando para usted", será el nuevo mantra que sin duda escucharemos a partir de marzo.
Como les digo a mis alumnos de ingeniería comercial: "El Power Point no es todo en la vida", cosa que nuestras autoridades debieran al menos meditar.